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Leísmo: cambio de complementos

El uso impropio de los pronombres personales átonos —origen del leísmo, laísmo y loísmo— presenta distintas peculiaridades. En este artículo estudiaremos y resumiremos las oraciones con algunos verbos que en ocasiones pueden llevar tanto el complemento directo de cosa como el indirecto de persona.

En todo momento vamos fijarnos en la norma dada por la RAE respecto a dichos verbos para distinguir el correcto uso de los pronombres cuando actúan de C.D. o de C.I

Algunos ejemplos de lo que decimos serían:

  • El niño escribió la carta a su madre
  • La abuela besó la mano de su nieto
  • El profesor dio las notas al alumno
  • El niño pegó una torta a María
  • Abrió la puerta a su vecino

Sin embargo a veces en estas frases o en otras similares se omite el complemento directo porque se da por supuesto.

Así en la oración «el niño pegó una torta a María» o «le pegó una torta» aparecen ambos complementos.

Pero es frecuente eliminar el complemento directo «torta». En este caso «le», que es el complemento indirecto se convierte en «la», que es directo. Resumidamente diríamos:«la pegó» . Esta trasmutación de pronombres no ocurre en todas las circunstancias.

Según la RAE para que este cambio del «le» al «la» pueda producirse debe cumplirse que  sea posible construir la pasiva con el mismo significado que tenía inicialmente la frase: «la pegó ——->ella fue pegada por él».

Si esto no fuera posible, entonces no se puede hacer el cambio entre los complementos.

Así sucede con «abrió la puerta a su vecina» o  «le abrió la puerta». No puede decirse «la abrió» porque la pasiva «la (la vecina) fue abierta por él» no tiene el mismo significado.

Igual ocurre con la oración  «tiró la piedra al niño» o  «le tiró la piedra». No puede decirse «lo (al niño) tiró» porque la pasiva «el niño fue tirado por él» no tiene el mismo significado.